Cada hora se consumen alrededor de un millón de toneladas de petróleo en el mundo. Cuando leí este dato me pareció impresionante la irresponsabilidad de la humanidad ante la falta de conciencia de la destrucción del planeta, y luego me pregunte, que era lo que yo hacía con este fin.
Ya sabrán mi respuesta. Por supuesto que aprovechare estas líneas para apoyar y contar una historia actual y tomar un poco de responsabilidad social al comunicar esto.
Para Bertrand Piccard la respuesta fue, “Solar Impulse”. Su reloj biológico comenzó el 1ero de Marzo de 1958 en Lausanne Suiza. Hijo de Jaques Piccard y nieto del famoso Auguste Piccard, amigo de Albert Einsten y con un espíritu de aventura de los más impresionantes del siglo pasado.
Al abuelo Piccard se le atribuye la invención de la cabina presurizada, quien realizo la primera ascensión a la estratosfera en globo 15,780 metros, y luego hasta 16,201 metros de altitud entre 1931 y 1932. Además de haber sido el primer hombre en haber visto la curvatura de la tierra con sus propios ojos. Adicionalmente el abuelo Piccard decidió continuar el reto y ahora ir al contrario, hacia abajo, y lo hizo. Con un submarino llamado “Bathyscaphe”, en 1953 se sumergió con su hijo Jaques (padre de Bertrand) a 3,150 metros de profundidad convirtiéndose en el hombre que voló más alto y se sumergió más profundamente de su epoca.
Su hijo Jaques continuo la travesía e impuso un nuevo record al sumergirse 10,916 metros en la fosa las “Marianas” el punto más profundo de los océanos. Y entonces, ¿qué le quedaba al joven Bertrand?, su abuelo había ido para arriba, su padre para abajo, pues él tenía que ir al frente.
Continuando con la tradición familiar y adicionalmente con una impresionante conciencia de la autodestrucción de nuestro planeta, Bertrand Piccard decidió comenzar en 2003 un proyecto aeronáutico cuya finalidad es que, un avión impulsado únicamente por energía solar de la vuelta al mundo en 2012, y desarrollar una tecnología que permita reducir la dependencia de los combustible fósiles, su nombre, “Solar Impulse”.
El pasado 08 de Julio el avión que es del tamaño de un Boeing 747-400, y con un peso de 1700 kilogramos, 12 mil celdas de recepción solar en las alas y que impulsan 4 motores eléctricos de 10 Hp de potencia cada uno, logro volar 26 horas incluyendo un vuelo nocturno, gracias a la acumulación de energía en sus baterías de litio-polímero, e hizo historia.
Bertrand Piccard en su entrevista ese mismo día menciono que Solar Impulse no es un proyecto “verde”, si no un proyecto “limpio”, y que esto daba paso a una alternativa importantísima en la generación de energía.
Personalidades como Buzz Aldrin (astronauta del programa Apollo presente en el primer alunizaje), Paul Cohelo, Al Gore, el príncipe Alberto de Monaco, y Jean Verne (bisnieto de Julio Verne) apoyan este proyecto, y como principales patrocinadores Solvay (farmacéutica Suiza), y Omega.
¿Que hace Omega aquí?. Tan solo hay que recordar al Speedmaster y su fantástica historia con NASA y la conquista de la luna en los años 60’s, y que al día de hoy sigue siendo el único reloj autorizado por NASA para todas las misiones tripuladas al espacio.
Omega se ve presente en “Solar Impulse” y en el espíritu aventurero de Piccard, no solo como patrocinador, sino también como desarrollador de tecnologías en el uso directo del proyecto, y deja claro su ideología, desarrollo tecnológico, y conciencia social con este proyecto.
Ha lanzado un reloj conmemorativo a dicho proyecto, por supuesto tenía que ser un Speedmaster, y utilizar materiales alternativos. Es así que el reloj cuenta con una caratula de fibra de carbón, la función de GMT (doble huso horario, muy funcional para pilotos y viajeros), y una caja de titanio que le da un toque muy especial al contraste de la carátula. Este Guarda Tiempos cuenta con detalles en naranja en el bisel, en la manecilla del segundo huso horario, en la punta del segundero que sirve al cronógrafo, y en la correa de caucho que lo sostiene. Impulsado por un mecanismo Co-axial (que reduce la fricción en el mismo), cristal de zafiro, y una reserva de marcha de 55 hrs, es sin duda una buena opción para los amantes de la aventura.
La pasión por “Solar Impulse” no acaba ahí, existe la posibilidad de poner tu nombre en alguna de las 12 mil celdas con las que cuentan las alas por la módica cantidad de 10,000 CHF, y hacer historia. Les invito a entrar a la página www.solarimpulse.com y mantener de cerca esta hazaña.
Por último me quedo con la frase de Julio Verne que ha servido de inspiración para este proyecto “Todo aquello que es imposible queda por realizar…” Julio Verne
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